La gestión de los gases en enología supondrá una diferencia sustancial en la calidad de los vinos embotellados. El exceso déficit de oxígeno puede derivar en una evolución más rápida de los vinos hacia la oxidación o una disminución de la tipicidad por presencia de reducciones que enmascaren los aromas frutales, respectivamente. Por su lado, la correcta gestión del dióxido de carbono potenciará la frescura de los vinos blancos y rosados o suavizará la agresividad de los vinos más astringentes.
Siguiendo con el tema de los gases durante el proceso de embotellado del vino, hoy en Agrovin queremos centrarnos en la importancia del anhídrido carbónico en vinos tintos, rosados y blancos, y cómo se puede tratar para que su presencia resulte la adecuada en cada tipo de caldo.
Los procedimientos que integran la elaboración de un buen vino, con una calidad contrastada, resultan, todos ellos, de enorme importancia en el resultado final, pero el embotellado del vino supone un paso fundamental de cara a conseguir el éxito.
La oxidación del vino blanco es uno de los problemas que más preocupan a los productores por las consecuencias altamente negativas que tiene en sus características organolépticas. Conocer cómo podemos prevenirla y corregirla en lo posible nos resultará de gran ayuda a la hora de ofrecer al consumidor un producto de alta calidad.
El control microbiológico es un requisito esencial de seguridad en la industria alimentaria en general, y especialmente en los vinos. Conocer cómo llevarlo a cabo correctamente en casos concretos, como los vinos con poco o nada de sulfuroso, nos permite comprobar la presencia de microorganismos con garantías.
Un análisis sensorial del vino mientras está sometido al tratamiento con madera permite controlar sus características en un ámbito adecuado. En su correcta realización intervienen aspectos como la sala donde se va a llevar a cabo la cata de vinos, la preparación de muestras o el uso de copas que se ajusten a la norma ISO 3591. Así, se obtienen datos fiables que ayudan a tomar decisiones adecuadas en su elaboración. 
Los polisacáridos, junto con los polifenoles, son la cerradura y la llave del cuerpo del vino. Aumentando el contenido de polisacáridos y manoproteínas se contribuye a mejorar las sensaciones de cuerpo y volumen en boca. Además, al interaccionar con los compuestos fenólicos en los vinos tintos, se disminuye la sensación de astringencia y amargor de la fracción tánica. Por otro lado, los polisacáridos y los taninos juntos incrementan la percepción aromática prolongando el postgusto, y contribuyen a la estabilidad del vino.
No tener en cuenta una serie de factores básicos o puntos críticos a la hora de conservar el vino blanco puede echar por tierra el trabajo de meses, o años, de elaboración de un gran caldo. En el siguiente artículo desvelamos las principales claves para preservar intacta la calidad del vino blanco.
Los taninos de afinado son unos compuestos químicos fenólicos que podemos encontrar en la piel y pepitas de las uvas, así como en los tallos de la vid. No obstante, estos taninos también pueden tener su origen en fuentes diferentes a la uva, como puede ser la madera de roble, entre otros tipos de madera.

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