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Las nuevas reglas en el etiquetado del vino que se avecinan

Como sabes, el año que recién hemos comenzado viene cargado de novedades y cambios para el sector del vino. A partir del 8 de diciembre de 2023, el Reglamento (UE) 2021/2117, publicado el 2 de diciembre de 2021 que modifica las normas de etiquetado de vinos y vinos aromatizados, obligará a incluir en la etiqueta la lista de ingredientes y la información nutricional de los vinos. Aquellos producidos y etiquetados antes del 8 de diciembre no se verán afectados y, por tanto, no necesitarán ningún tipo de modificación en sus etiquetas, por lo que podrán ser puestos en el mercado hasta que agoten existencias.

 

En el marco de esta nueva normativa, surge la primera duda. ¿Qué se entiende entonces por ingrediente? Según el Reglamento (UE) Nº 1169/2011 sobre la Información alimentaria facilitada al consumidor, se define como: cualquier sustancia o producto, incluidos aromatizantes, aditivos alimentarios y enzimas alimentarias o cualquier componente de un ingrediente compuesto, utilizado en la fabricación o preparación de un producto alimenticio y todavía presente en el producto terminado, posiblemente en una forma modificada. Hay que tener en cuenta que los residuos no se consideran ingredientes.

 

Desde Grupo Agrovin y de la mano del prestigioso enólogo asesor Laurent Chancholle, queremos daros a conocer en este post todas las novedades y las consecuencias que implicará esta nueva regulación europea.

 

Los aditivos, sujetos a etiquetado

 

El Reglamento (UE) 2019/934 de 12 de marzo de 2019 enumera las prácticas enológicas autorizadas, y su clasificación como aditivos o coadyuvantes (auxiliares tecnológicos). Solo los aditivos están sujetos a etiquetado. Estos son:

 

  • – Correctores de acidez:

  • Ácido tartárico, ácido málico, ácido láctico, sulfato de calcio, ácido cítrico. Puedes ver nuestros acidificantes aquí.

 

  • – Conservantes y antioxidantes:

  • Dióxido de azufre, bisulfito de potasio, metabisulfito de potasio, sorbato de potasio, lisozima, ácido ascórbico, dicarbonato de dimetilo (DMDC). Puedes ver nuestros antioxidantes aquí.

 

  • – Estabilizantes:

  • Ácido cítrico, ácido metatartárico, goma arábiga, manoproteínas de levadura, carboximetilcelulosa (CMC), poliaspartato de potasio, ácido fumárico. Puedes ver nuestros estabilizantes aquí.

 

  • – Alérgenos:

  • Ovoalbúmina y caseinato, que, si bien son considerados coadyuvantes, por ser alérgenos, también se incluyen en la lista de aditivos. Puedes ver nuestro certificado de alérgenos aquí.

 

Como destaca el enólogo asesor Laurent Chancholle, “la declaración nutricional en la etiqueta podrá limitarse al valor energético (en kcal o kj), siempre que sea íntegramente accesible. De hecho, el valor energético tiene más significado para el consumidor que el etiquetado de la tabla nutricional completa, ya que el vino no contiene sal, proteínas o grasas”. En su opinión, es una cuestión de salud pública y transparencia de cara a los consumidores, así como de armonización con reglas establecidas desde hace mucho tiempo en la industria alimentaria.

 

¿Y cómo podrá el productor aportar esta información a la vez que el consumidor pueda obtenerla? “El sector parece estar avanzando hacia el uso de códigos QR, que se imprimirán en las botellas”, destaca el enólogo.

 

TENDENCIAS DEL CONSUMIDOR ACTUAL: Lo saludable y lo sano

 

Sin duda, esta nueva normativa responde y se ha adaptado a las necesidades y tendencias del consumidor actual, que reclama productos saludables. Y no solo eso, sino que, cada vez más, la sociedad quiere saber y pide transparencia a la hora de decidirse por uno u otro producto. En un marco así, Laurent Chancholle cree que “es normal y es el momento adecuado para ponerla en marcha y asegurar de esta forma a los consumidores que se aplicarán las reglas definidas durante mucho tiempo en la industria alimentaria. La falta de transparencia implica que tenemos cosas que esconder y esto nunca es bueno en un mercado tan globalizado, competitivo e hiper conectado como el actual y, por lo tanto, con fácil y rápido acceso a la información”.

 

Ante estos nuevos requerimientos en el etiquetado, el Comité Europeo de Empresas Vitivinícolas (CEEV) y spirits EUROPE han desarrollado la plataforma electrónica “u-label”, que permite crear fichas de productos con la información que cumpla los requisitos legislativos, traducir automáticamente esta información a los 24 idiomas oficiales de la Unión Europea y publicar todo ello en una etiqueta electrónica. Se debe imprimir un código QR en la etiqueta posterior del producto. Al escanear dicho código QR de la etiqueta, los consumidores pueden acceder a toda esa información en el idioma que prefieran.

 

De esta forma, por una parte, el consumidor podrá, de una manera sencilla y fácil, tener acceso a la lista de aditivos y al valor nutricional; y por otra, el productor no tendrá que sobrecargar su botella y deteriorar el visual de un envase con una cantidad de información poco atractiva.

 

Consecuencias nueva regulación en el etiquetado del vino

Esta nueva regulación implica, sin duda un aumento de gastos para los productores de vino, ya que se verán obligados a modificar sus etiquetas añadiendo el código QR y la etiqueta energética. Además, como señala el enólogo, “los distribuidores de vino tendrán que educar a sus clientes y, para ello, han de formarse en enología para, al menos, ser capaces de explicar por qué se encuentra tal o cual aditivo en los vinos que comercializan”. Laurent Chancholle va un paso más allá al afirmar que “seguro que algunos bodegueros y restaurantes revisarán sus estrategias de compra en función de las composiciones”.

 

A ello se suma que inevitablemente, los productores se plantearán la cuestión de la necesidad de utilizar tal o cual aditivo para evitar mencionarlo en la lista de aditivos, por lo que pensarán en formas de no utilizarlos y por tanto mitigar sus efectos mediante el uso de un método físico. Laurent Chancholle subraya que “por supuesto, esto puede tener consecuencias para Agrovin: una disminución en las ventas de productos clasificados como aditivos a favor de auxiliares, así como un aumento de las ventas de máquinas para tratamiento físico. Agrovin debe posicionarse en el mundo de las marcas de productos enológicos a través de su oferta ampliada, con tratamientos físicos”.

 

Y es que, sin duda, los consumidores valorarán a los productores que usen menos aditivos en general. “No creo que los consumidores estén dispuestos a aceptar pagar más por un vino de referencia que conocen porque se produzca con menos aditivos”, concluye el enólogo.

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